domingo, 3 de enero de 2010

25 aceitunas y media naranja

Eso comí cuando llegué a mi casa después de que nos encontramos en ese oscuro paradero de Plaza Italia. En mi pendrive sonaba Ladytron. Para ser sincera, lo único que me gustó fue que me dejaras en la puerta de mi casa junto con ese último beso, quizás un poco esquivo. Yo no estoy disponible, no estoy en proceso de proyectos. De hecho soy el antiproyecto. Y sí, a veces regalo mi cuerpo. Son pequeños los estímulos que necesito para caer en el juego. Y quiero jugar, así que ten cuidado conmigo, porque no soy realmente fácil en el fondo. Entiendes el fondo? El fondo puede ser la estructura de ese edificio que hicieron acá en mi casa, que desafía lo tradicional. Los convencionalismos van con una parte de mi, pero no con el todo. Y lo no convencional es lo que repentinamente lograste descubrir. O mas bien, lograste seducir. O quizás dejé entrever en esa extrañísima salsoteca a la que me llevaste esa noche. Que extraña coincidencia comerse media naranja, cuando podría haber comido cualquier otra fruta…

No hay comentarios:

Publicar un comentario