martes, 1 de junio de 2010

Wiki-vida

Edie Serafina Mansfield: Era una escritora y cineasta chilena, muy ligada al movimiento lésbico. Nació en Santiago de Chile. Sus padres se aseguraron de darle una muy buena educación por lo que estudió algo relacionado con la naturaleza, según ella misma decía “para ser alguien en la vida”, pero su verdadera vocación era la literatura. A los 20 años se enamora de A., quien será su compañera y amante durante cinco años. Con ella se va a Nueva Zelanda. Estando allá, publica su primera novela titulada Los dientes flotan en el café, donde relata una historia de amor entre dos mujeres adolescentes y sus conflictos, novela autobiográfica que la hizo reconocida. Sin embargo en ese momento no tiene mucho éxito. Además, con A. la relación no siguió bien y decide dedicarse a su verdadera pasión: escribir. Debido a que tenía algunos contactos en Italia se va a Roma, donde comienza a estudiar literatura. En la universidad se junta con otras escritoras de la época y crea un “bufet de mujeres pensantes”, llamado Safo, en honor a la poetisa griega y del cual nace “let’s be stupid”, revista vanguardista que tenía como objetivo criticar y burlarse de la Iglesia católica, de la homofobia y de todo tipo de discriminación en cualquiera de sus formas. En el segundo año de universidad, comienzan a presionarla para que deje la edición de la revista, ya que atenta contra la “moralidad de las personas universalmente normales” . Además llevaba una vida muy liberal, decía “estoy comprometida con todo lo que me desee”; sus adicciones al alcohol, al tabaco y a otras drogas eran indiscutibles y no tenía dinero para seguir manteniéndose, por lo que al tercer año de carrera decide volver a Chile. Acá se encuentra con el tedio característico del cual escapa la primera vez y entra en un estado de melancolía profunda, por lo que pasa por periodos de mutismo absoluto en los cuales solo se dedica a escribir textos extremadamente depresivos. Es en ese caos en el que escribe su segunda novela Volver a estar sintigo, en la que narra los conflictos que tiene con su familia, la dificultad de asumirse en una determinada postura sexual y en la que además hace alusiones a su primera pareja A. con quien no deja de verse nunca. A su vez, comienza a publicar en revistas y medios electrónicos, con lo que crea un movimiento feminista denominado “Disco pare”. Este movimiento tenía como objetivo “obligar a las personas a que nos miren como seres normales”, por lo que sus propuestas eran muy provocativas. Sin embargo, a pesar de que era una de las creadoras del grupo, no participaba activamente de estos actos, ya que su homosexualidad era oculta en Chile. Es éste mismo grupo quien comienza a criticarle éste ocultamiento. Se retira del grupo y ese mismo año tiene un reencuentro con un ex novio llamado AM. , músico y diseñador con quien tiene dos hijos gemelos, comienzan a vivir juntos pero ella no puede “tolerar la vida que siempre criticó” y las presiones la obligan nuevamente a escapar . Se va a California a trabajar y con el dinero que logra juntar se marcha a Nueva York, donde escribe su tercera y última novela: Mis hijos no me quieren, en la que describe el dolor que siente por haber abandonado a su familia y a sus hijos. Estando allá, conoce a un cineasta americano quien la incentiva a actuar en algunas películas y a escribir guiones. Realizan juntos varios cortometrajes con mensajes directamente ofensivos hacia la sociedad norteamericana y un sinumero de videoclips para grupos de rock independiente. En un viaje a Centroamérica realizan un documental donde exponen la pobreza y el desamparo en el que vivía la gente de países como Haiti, Honduras, Panamá, Republica Dominica, entre otros, titulado My dad is not at home, el cual es reconocido internacionalmente. En ese viaje escribe varios cuentos para niños y es éste hecho la que la conecta con su lado maternal y decide volver a Chile en busca de sus hijos y de su familia, dispuesta a entregarse completamente a ellos. Retoma su relación con AM. y se van a vivir a Buenos Aires donde muere a los 43 años de edad de cáncer al útero.

Dentro de sus influencias estaba Jean Paul Sartre, Marcel Proust, Franz Kafka, Hermann Hesse, Oscar Wilde, Simone de Beauvoir, entre otros. Pertenecía al Partido Socialista, sin embargo decía que la política era siempre una falacia: “nadie está dispuesto a dejar el dinero, nadie. La vocación de servicio, por lo menos en Chile, no existe”. Con respecto a la religión, para ella la espiritualidad era muy importante, y creía en “algo así como un Dios personal que está sentado bajo un parrón, de espalda y con el pelo largo y blanco, parecido al gato Alquinta con una túnica boliviana”, no obstante, nunca participó activamente en ninguna religión. Le llamaba mucho la atención la sicología y estuvo en terapia dos años, durante los cuales describió todo el proceso. Luego de su muerte, se publican algunos textos con estas historias : “Si mi sicólogo fuese hombre, me hubiese enamorado de él, sin embargo, era mujer y sentía por ella algo parecido al amor”. “Un día quise matarla y me tiritaban las manos de ira; le pegué un tiro con mi mejor arma: una carta”.

No fue abiertamente lesbiana, sin embargo en muchos de sus textos se observan alusiones a una tendencia homosexual o bisexual. De personalidad bastante reservada, logra crear un realismo narrativo característico dotado de ciertas asociaciones a objetos poco comunes, generalmente relacionados con la naturaleza. Además le gustaba incentivar al lector a la reflexión. Hoy en día es reconocida por el estilo provocativo y ambivalente de sus textos. Sus escritos influenciaron a varios futuros poetas y escritores que se identificaron con el expresionismo.

1 comentario:

  1. Hola Serafina: Estate segura que siempre hay alguien para el cual lo que uno hace puede ser interesante. El problema está si uno empieza a creer que es más importante que exista ese alguien, antes que el hecho mismo de aquello que hacemos. Pero bueno, es tan agradable encontrar algo de eco de vez en cuando ¿no?
    Gracias por tus palabras también; pues también son un aliciente para continuar en esta senda. Saludos y a seguir escribiendo, que aún quedan muchas cosas por decir.

    PD: Sí, un pino cambia de estatura, color, forma, grosor, idioma dependiendo de donde haya nacido. Pero abría que ver si el alma de ese pino sería distinta al nacer en otro suelo.

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